viernes, 11 de octubre de 2013

Galicia, un tesoro desaprovechado



Mar, montañas, rincones únicos, una gastronomía difícilmente igualable, una cultura rica y el punto final de una de las peregrinaciones más famosas del mundo. Esos son solo algunos de los impresionantes activos que posee Galicia. Unos, logrados gracias a su peculiar orografía mientras que, otros, se han ido construyendo con el paso de los años hasta convertirse en una de las principales señas de identidad de un territorio en el que viven más de 2,7 millones de personas en sus 29.574 km2 de superficie. Por su parte, el número de gallegos fuera de la Comunidad asciende a más de 700.000, casi el 50% residen en el extranjero. Eso, sin contar a los descendientes de gallegos que, como pueden imaginar son muchos. Yo pertenezco, a mucha honra, a este último grupo y, año tras año, compruebo que Galicia es todo un tesoro desaprovechado.

Muchísimas zonas del mundo desearían tener el patrimonio natural que tienen los gallegos y, posiblemente, en parte de ellas, le darían un mejor uso que el que allí le dan. El gallego si por algo destaca es por ser muy trabajador, es un currela incansable que, con ese valor por bandera, ha conquistado a medio mundo. Lástima que lo haya hecho no por trabajar en su tierra y proyectarse internacionalmente, sino emigrando porque en casa no encontraba las opciones que le ofrecían en otros lugares. Así, llegaron mis abuelos maternos a Bizkaia procedentes de Agolada, un pueblo pontevedrés -algunos dicen que es el centro geográfico de Galicia- del que en la década de los 50 y 60 emigró gran parte de la juventud en busca de un futuro mejor. Hubo quien se quedó y, sin duda, quienes no marcharon, fueron las cuatro familias de terratenientes que controlaron y controlan este pueblo que es toda una muestra de un lugar de lo que podía ser y no es.

BENEFICIO PARA UNOS POCOS Creo tanto en las posibilidades de Galicia como que los recursos que tienen no se explotaron para el bien general, sino para el beneficio de unos pocos. Con una maquinaria muy bien orquestada, han creado un sistema que, sin duda, ha tenido éxito para los más poderosos. Como buenos currelas, los gallegos de a pie han hecho lo imposible para salir adelante lo más dignamente que han podido, mientras que los cuatro terratenientes que antes comentaba y algunas empresas han expoliado todo lo que han querido creando, a cambio,  muy poco para la sociedad. Además, con el paso de los años y de las generaciones, han inoculado el conformismo en un pueblo que, en algunos casos, puede llegar a creer que no aspira a más que lo que tiene. Ese mensaje de "virgencita, virgencita que me quede como estoy" viene, en gran parte por dos motivos: El excesivo respeto que hay en muchos lugares a las instituciones y por la dejadez de los diferentes órganos de Gobierno que, en muchas ocasiones, han primado el interés particular por encima del bien común, frenando el desarrollo de los pueblos.


En imagen, Os Pendellos de Agolada, principal símbolo de un pueblo pontevedrés venido a menos.

Todo esto que comento, lo veo de una forma clara, año a año, en Agolada. Situado a 20 kilómetros de Melide y 17 de Lalín, -dos municipios grandes y capitales de las comarcas de Terra de Melide y Deza, respectivamente- Agolada se ha resignado a vivir y empequeñecerse a la sombra de dos localidades que van a más. Jamás vi en un lugar tanto respeto a un alcalde como allí, y pocas veces vi un alcalde que mirase tan poco por su pueblo. Hace unos años, a petición de algunos ciudadanos -poderosos, cómo no- de la localidad, se quitó la E. S.O. de la escuela municipal. Dejando así a muchos jóvenes en la tesitura de tener que hacer más de 20 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para poder asistir a clases, recordemos, obligatorias. También se dejaron marchar de la localidad un par de empresas potentes y, todo ello, ha dado lugar a un pueblo que muere lentamente, que ha pasado de 4.700 habitantes en 1970 a los poco más de 2.800 que hay en la actualidad. El agolense calla y aguanta, como muchos gallegos hacen cuando ven cómo por los intereses de unos pocos, se cargan un paisaje que, pese a que debería ser de todos, tiene dueño.


Este verano, para variar, los montes gallegos han sido los principales afectados por los incendios. En total, más de 15.000 hectáreas han pasado de ser verdes y dar vida a sus entornos, a convertirse en un paisaje negro y cubierto de ceniza. No ha sido casualidad. Por desgracia, en Galicia los incendios son el pan nuestro de cada día de verano. Desde la Xunta, se responsabiliza de la situación a "los incendiarios" sin reparar en que el que prende la mecha que origina el fuego, en la mayoría de los casos, no lo hace por enfermedad, sino por beneficio económico. Madereras que buscan pagar menos por la madera, terratenientes que buscan cobrar un seguro y luego volverse a valer de las subvenciones... Eso y una falta de recursos e inversiones asombrosas hacen que los montes ardan de forma sistemática. Que en muchos montes el único cortafuegos sea la carretera que lo atraviesa es de juzgado de guardia. Para colmo, ayer el PP gallego -con su mayoría absoluta otorgada por el pueblo- ha rechazado que el monte O Pindo, que fue arrasado por las llamas este verano, sea denominado Parque Natural. De esta forma, se deja este lugar en el que se asienta la cascada de Ézaro, única en Europa, desprotegido ante otros ataques similares al de este verano. Mientras, el gallego llora, aguanta y sigue adelante como pasó en otras catástrofes naturales como la del Prestige.Lacras como éstas y las nulas medidas que se toman para evitarlas, hacen que sea muy difícil que Galicia alcance su máximo potencial. En todos los sitios cuecen habas, pero, sinceramente, creo que, allí, el puchero está a rebosar.

 El Gobierno popular de Galicia no declarará O Pindo Parque Natural, donde se asienta Ézaro.

Desde fuera y sin poder hacer nada - yo como descendiente de gallegos residente en Bizkaia no puedo votar en las elecciones gallegas, mientras que un descendiente que vive en Caracas puede hacerlo-echo en falta esa unión, esa valentía y esa visión de país que los gallegos muestran en situaciones límite. Este verano, en el accidente ferroviario de Angrois, Galicia volvió a mostrar al mundo que, todos juntos, pueden hacer frente a lo que sea. El camino hacia una tierra más próspera y acorde a sus posibilidades reales, se hace unidos y abandonando la cultura de "A leiriña" - más o menos, preocuparse de lo de uno y que el vecino haga lo propio con lo suyo-. Ese egoísmo que, realmente no es tal, ha estado impulsado por el poder económico y político para así poder manejar el cotarro a su antojo. Fruto de su gestión totalmente dirigida por y para el interés de unos pocos, hoy veo en Galicia un tesoro desaprovechado.

martes, 23 de abril de 2013

Una mala gestión, un rescate caro y mucho populismo barato



Hace justamente una semana saltaba la noticia; La Diputación Foral de Bizkaia 'rescataría' a Bilbao Basket para evitar que el club desapareciese. Pronto, antes de que se especificasen las cifras que destinará el ente foral a la entidad de la que Gorka Arrinda es el máximo accionista, saltaron las críticas dado que, en mitad de una época de recortes, aportar dinero a una entidad privada para salvarla no es algo popular. Hoy, una semana después de que se hiciese pública la medida, el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, ha confirmado que la aportación ascenderá a 5,2 millones (3,7 para solventar las deudas del BB con Hacienda y 1,5 para paliar otro tipo de gastos que el club no había afrontado) y que se sacarán de los beneficios de 19,9 millones que registró en 2012 el ente foral.

Sinceramente, a mi no me gusta para nada esta medida, no me parece de recibo que los desmanes de una entidad privada lo sufraguemos con los impuestos de todos. Pese a todo, creo que en este caso está justificado porque más que un gasto foral, es una inversión para evitar que se echen a perder dos proyectos muy interesantes y que pretenden poner al territorio en el mapa mundial; el partido frente a los 76ers en el Bizkaia Arena de BEC y el ser sede del Mundobasket 2014. Estos dos eventos, por sí solos van a revertir en nuestro territorio más dinero del que la Diputación ha invertido en Bilbao Basket y, nos guste o no, el BB es un elemento clave para que estos actos se lleven a cabo. ¿Se imaginan que Bilbao acoja un partido contra un equipo NBA y que el equipo europeo que lo dispute sea el Barça o el Baskonia? No sería lo mismo y la imagen de Bilbao y Bizkaia no se vería tan reforzada en un mercado tan importante a nivel turístico como es el norteamericano. Aun así, ese partido va a ser un spot de Bizkaia de dos horas de duración y que se verá en todas las televisiones del mundo, por lo que su impacto será global. Además, ese encuentro será la llave para que la sede de Bilbao del Mundobasket 2014 pueda acoger al dream Team de USA. Esa sería la madre de las victorias para Bizkaia. Su imagen se asociaría a la de los Lebron, Wade, Durant... Esos jugadores que venden camisetas como churros y meten canastas como animales.

La visita de los 76ers al BEC es uno de los aspectos porque se salva a Bilbao Basket.

Ha sido esto, todo ese valor estratégico que Bilbao Basket tiene en dos proyectos tan importantes a nivel turístico y de ubicación mundial de la marca Bilbao-Bizkaia lo que han impulsado a la Diputación a rescatar al BB. Los políticos que hoy critican esta medida, hace diez días pedían más apoyo para Los Hombres de Negro poniendo banderas en la ciudad como apoyo para la final de Eurocup. ¿Los críticos hubiesen tirado por la borda tanto trabajo para lograr sendos eventos que son todo un escaparate, por no aportar dinero al club? Yo creo que no, hubiesen hecho lo mismo que José Luis Bilbao.


CRONOLOGÍA DE LOS DESMANES Son estos los dos motivos que han salvado al BB, en otro escenario diferente, Gorka Arrinda ya podía ir echando la persiana vícitma de una pésima gestión y una importante pérdida de norte que le ha llevado al desastre. Todo esto se comenzó a gestar con el traslado del equipo a BEC. Ese año, Bilbao Basket tendría un pabellón inmenso a su disposición y había que dar un paso adelante. En ese punto, se tomaron decisiones erróneas que aún hoy se pagan. Todo empezó por el fichaje de Jerome Moiso por unas cantidades desorbitadas, cercanas al millón de euros. Moiso era el hombre, gustase o no al por entonces entrenador, Txus Vidorreta. Moiso salió rana y el equipo (diseñado y sobrepagado para pelear para estar arriba) acabó luchando por no descender. En esa agónica situación, hubo que pagar la rescisión de Vidorreta, fichar a Katsikaris y hacer un contrato de unos 700.000 euros a Hervelle que venía del Real Madrid. Se pagó lo que no se tenía. En verano también se pagó mucho a Javi Rodríguez y tampoco fue la quinta esencia. El base gallego continuó en el equipo y el que no lo hizo fue Javi Salgado, al que hubo que pagar rescisión. Ese año, se dilapidó mucho dinero que, sencillamente, no estaba en la caja. Luego, los sucesivos problemas con los patrocinadores (¿pagará Uxue?) y la retirada de la ayuda foral han hecho el resto y han estado a un tris de acabar con un proyecto que se convirtió en un gigante con pies de barro.

Los gastos de la temporada del BEC y los fallos de patrocinio, han vaciado las arcas del BB.

Ahora, de nuevo con el balance equilibrado, el club debe moverse en la seriedad y en un escenario realista. Haciendo las cosas con tiento y ajustando mucho los gastos y en ese camino cuenta con un gran aliado que ya quisieran otros muchos para sí; una potente masa social que en los últimos años ha dejado muchos momentos espectaculares y que, a buen seguro, seguirá respaldando al proyecto. Pero lo cierto, es que Bilbao Basket no está para pagar fichas como las que hoy día tienen Zisis y Hervelle, tampoco está para que el tercer hombre en la rotación interior gane lo que gana Rakovic. Deben reformular sus planteamientos, reinventarse en el aspecto de sostenibilidad económica y también en el ámbito de relaciones con otros clubes de baloncesto del territorio. Deben ser el líder, la cabeza visible de este deporte en Bizkaia y apoyar a los equipos más débiles. En definitiva, hacer lo que debía haber hecho hace dos años con el C.B. Santurtzi que por 30.000 euros no pudo salir en LEB Plata. Ahí Bilbao Basket se hizo el remolón y, por ello, jugadores como Sergio Sánchez (actual jugador del BB) tuvo que jugar el año pasado en Primera Nacional.

Todo esto es lo mínimo que debe hacer el club en su segunda oportunidad. Qué menos después de que la Diputación se haya visto obligada a rescatar a una empresa privada, por la mala gestión de sus rectores y más en estos tiempos en los que es más incomprensible que nunca que nuestros impuestos vayan a parar a deportes profesionales.

sábado, 6 de abril de 2013

La cara, la cruz y los jetas de la crisis

La brutal crisis económica que estamos viviendo está dejando a un país roto, con 6 millones de parados, miles y miles de desahuciados y la desaparición casi total de la clase media. A lo largo de este último lustro, el ciudadano de a pie se ha interiorizado los conceptos "ERE", "prima de riesgo" y "rescate bancario" como sus propios nombres. Los jóvenes estamos sin salida alguna (yo soy un privilegiado por trabajar y mirar al mileurista como si fuese un Dios) y ayer mismo salía publicado que muchos están dejando de buscar empleo ya que ven una auténtica quimera poder ganarse las alubias con un puesto de trabajo. Algunas de estas cosas son la cruz de esta crisis.

Dentro de la desgracia de mucha gente, la nota positiva es el sacrificio y la solidaridad de otras muchas personas que se están volcando con los necesitados. El papel de Cáritas y el Banco de Alimentos está siendo muy importante y están respondiendo de una forma brutal ante tanta miseria. En Euskadi, hay mucha gente que está sacando lo mejor de sí mismos para ayudar a la gente que lo está pasando mal, un colectivo cada vez más numeroso, por desgracia. Así se demostró en la recogida de alimentos que hizo el Banco de Alimentos de Bizkaia el pasado diciembre, en la que la respuesta fue espectacular. Además, los rastrillos y eventos solidarios se multiplican a lo largo y ancho de nuestra geografía. Todo esto es la cara de estos duros momentos que estamos viviendo.

Pero en la vida, con crisis o sin ella, siempre hay lobos que van con piel de cordero. Jetas que intentan aprovecharse de la coyuntura y que, o bien se hacen las víctimas para intentar sacar tajada, o se hacen los solidarios cuando son los verdaderos causantes de la mala situación económica de muchas familias. Un ejemplo del primer caso lo viví hace unos nueve meses con una tienda de colchones sofás etc... de Zorrotzaurre de la que no recuerdo el nombre. Entre el buzoneo encontré un panfleto que me llamó la atención. Esta tienda supuestamente "cerraba" por "ruina total" en tres días, periodo en el que, en principio, iba a liquidar todo su stock. En esa octavilla protestaba y describía ligeramente la situación en la que se encontraba. Ví en esa historia un buen tema y me puse en contacto con la tienda. Hablé con el dueño y estaba dispuesto a hacer el reportaje, pero también me mostraba mucho temor a salir, más del normal. Era un "si, pero no" muy extraño. Llegamos al lugar donde estaba la tienda y el hombre nos atendió muy nervioso, nos seguía a todas partes y nos decía que mejor hacer el reportaje a la tarde y no en ese momento como habíamos acordado. El lugar en el que vendía los sofás y demás era inhóspito y los productos estaban puestos de cualquier manera. Todo aquello, unido a la actitud de este señor me hizo temerme que no era un asunto limpio y le dije que no había reportaje. Dos meses más tarde, seguía con la misma cantinela, con la misma publicidad engañosa que circulaba por buzones de todo Bizkaia.

Los jetas no pierden la oportunidad de seguir engañándo y llenar sus carteras o limpiar su imagen.

Un ejemplo del segundo caso, de los que van de solidarios por una parte, mientras que, por la otra, están llevando a la ruina a muchas familias, simplemente, por no pagar los salarios a sus trabajadores. El pasado jueves, La Sexta Noticias emitía con toda su buena intención un reportaje de casi dos minutos en el que mostraba cómo comercios de todo el Estado tenía iniciativas solidarias con los más desfavorecidos (si desean verlo, en el link que he puesto el video aparece en la tercera parte del informativo entre los minutos 4.30 y 6.30). Entre los comercios que aparecían en la noticia estaba una panadería y pastelería bilbaina que, de forma muy solidaria, entrega a diario barras de pan a la iglesia del Sagrado Corazón, situada justo al lado del comercio en la calle Alameda Urquijo...para ayudar a los más desfavorecidos. Es un hecho muy loable, pero no te las puedes dar de solidario y buenísima gente cuando debes entre 3 y 4 meses de sueldo a los currelas que cada noche hacen esos panes y pasteles. No puedes dártelas de ayudar al débil cuando estás enterrando día a día a más de 50 familias que, en más de un caso, tendrán que ir a pedir de continuar esta situación.

Esta es la cara B, la parte oculta de esa empresa tan solidaria que debe más de 5.000 euros a muchos trabajadores y que ha invitado a alguno de ellos "a administrarse mejor" cuando el currela de turno ha ido a pedir que le pagasen. Para ellos "administrarse mejor" es que haya que tirar de padres, hermanos o hijos para poder sortear los números rojos y poder pagar las facturas. Eso dicho con un elegantísimo abrigo de bisón como el que la gerente de una de las empresas que conforman este grupo, lleva en el reportaje de La Sexta, queda muy bonito y es un discurso muy ejemplarizante. La lástima es que las familias a las que estos señores no pagan, no tienen para abrigos lujosos y en muchos casos ni para pagar la gasolina para ir a trabajar. Estos currelas sí que son solidarios, ya que continuan regalando su sudor y sus horas de trabajo, mientras piden con resignación que les paguen. Los otros, los que se han puesto delante de una cámara para vender su fabulosa acción con el prójimo, son solo los jetas de esta crisis.

lunes, 1 de abril de 2013

Agur, San Mamés: La Catedral de los sueños



San Mamés nació hace casi un siglo con el propósito de ser el lugar en el que se escenificaría la utopía del Athletic. Pero, con el tiempo, La Catedral ha llegado mucho más allá. Se ha convertido en un escenario único e inigualable, en uno de los grandes templo del fútbol europeo. Su influencia no se ha ceñido solo al mundo del fútbol, sino también a toda la sociedad vizcaína. Los sueños de muchos niños y mayores han tenido como marco incomparable San Mamés, sueños que en ocasiones se han visto hechos realidad. También entre ataque y ataque de los Leones, entre gol y gol, se han creado historias paralelas al fútbol que solo han hecho más grande este marco incomparable que preside el famoso arco. Parejas que se conocen en la grada y van afianzando su relación hasta formar una familia, los momentos de complicidad entre padres e hijos, los nervios de un partido importante con los amigos y la creación de nuevas amistades solo por vivir los partidos del Athletic el uno con el otro son solo un ejemplo de ello. Cada aficionado, cada persona que ha pasado por La Catedral tiene sus recuerdos o sus vivencias en el estadio. Ahora, cuando quedan dos meses para que se inice la demolición del campo, quien más y quien menos, intenta hacerse con ese último recuerdo de este teatro que ha dado forma a miles de sueños e ilusiones. 

Mi día es hoy, mi despedida de La Catedral se escenificará en el Athletic-Granada de esta tarde. Será un día triste porque para mí esa extensión entre Ingenieros y Capuchinos es mucho más que un campo de fútbol, sino que ha sido un lugar en el que se han desarrollado algunos de los sueños de mi vida. De ellos, alguno llegó a cumplirse. Mi idilio con San Mamés comenzó antes siquiera de haber nacido. Concretamente, dos horas antes de que llegase al mundo. Era un 3 de abril de 1988, Domingo de Ramos. Pasadas las 16.00 horas, mi madre sintió que yo quería venir a este mundo y quería hacerlo a toda prisa. Visto el ímpetu que le ponía al tema de nacer, tuvieron que coger el Renault 5 de mi tío y salir pitando hasta el hospital de Basurto. A las 5 de la tarde, el Athletic jugaba un derbi frente Osasuna y, como es costumbre, la zona se cerró al tráfico... Salvo para aquel Supercinco. Teníamos que pasar y los municipales abrieron las vallas para que mi ama llegase al hospital cuanto antes. El partido comenzó y yo me puse manos a la obra al tema de salir a ver cómo era la vida. Finalmente, nací a las 18.05 de la tarde, justo cuando San Mamés cantaba un gol de Andrinua que nos ponía 1-0 en aquel derbi que ganamos 2-1. Tenía que ser del Athletic por tradición y convicción... Y así fue.

 Andrinua metió 19 goles con el Athletic, uno de ellos justo cuando yo nací.

El enano que quería nacer rápido fue creciendo y llegó el momento de que pudiese ver su primer partido en directo. En casa querían que lo pudiese disfrutar lo mejor posible, así que tuve que esperar hasta los 5 años para poder ver San Mamés por dentro. Había soñado unas cuantas veces jugar allí con la camiseta zurigorri pese a no haber visto nunca el campo in situ.  Ese momento llegó el 10 de noviembre de 1993 en un Athletic-Depor que ganamos 3-1. Recuerdo perfectmente lo que sentí aquel día. Me metía en un mundo de mayores y aquello me intimidaba. Como, por ejemplo, aquel beltza que cacheó a mi aita justo antes de entrar por la puerta 40. Yo visto que cacheaba a todo el mundo, como uno más, levanté mis brazos para que me registrase a mí también a lo que el ertzaina respondió con unas risas. Al entrar, sentí por primera vez lo que he sentido todas las veces que he ido a La Catedral. Tras enfilar el oscuro pasillo, subes cinco o seis escalones y, de repente, te llega la claridad y se te abre a tu vista un escenario idílico e imponente al que mi cuerpo siempre ha respondido con un ligero cosquilleo en la espalda. Lo sentí la primera vez con cinco años y, hoy, casi 20 años después lo volveré a sentir. En ese aspecto ni he crecido, ni he madurado. Eso sí, hoy, veré el partido sentado y no a burros sobre los hombros de mi aita. Por aquel entonces, las localidades de los fondos eran de pie y llevar a un niño era un sacrificio paterno de mucho cuidado.

Seguí yendo a ver a mi equipo de vez en cuando (nunca he llegado a ser socio y ojalá pueda llegar a serlo) y pronto vi que lo de ser futbolista era una quimera. Así que le di una vuelta al concepto "jugar en San Mamés" y lo convertí en "trabajar en San Mamés". Por ello, decidí que el mejor camino para lograr ese propósito, ingenuo de mí, era ser periodista. Estaba bien pensado para tener 7 u 8 años. Mientras hacía ese camino largo hasta ser periodista y poder optar a "trabajar en La Catedral", vi caer con el majestuoso arco como testigo a equipos como el Betis, Racing, Oviedo, Valladolid, Zaragoza... De las más de 20 veces que habré ido a San Mamés como aficionado, solo he visto perder al Athletic en una ocasión; 2-3 contra el Recreativo (espero que hoy el Granada no me rompa la estadística). Siempre salía de La Catedral con buena cara y, normalmente, los tres puntos en el bolsillo.

 Como jugar en el Athletic era imposible, decidí ser periodista para poder trabajar en San Mamés.

Cumplí la mayoría de edad y me matriculé en Periodismo. Soy tozudo hasta decir basta y seguía erre que erre con mi idea de vivir de contar historias. Currar algún día cubriendo algún partido del Athletic seguía haciéndome ilusión y fue en la grada de La Catedral donde, sin saberlo, di un paso para que aquello se hiciese realidad. Fue en un Athletic-Valladolid en el que ganamos con dos goles de Toquero (sí, yo he visto hacer el 'You can´t see me' dos veces en diez minutos) cuando Egoitz, un compañero de carrera, me convenció para que hiciese las prácticas de verano en DEIA. En ese instante empezó a forjarse la opción de que pudiese ejercer de lo que estudié.

Finalmente, lo logré y empecé a hacer lo mismo temas locales, una publicación quincenal con noticias de todo tipo y también hacía mis pinitos en deportes. Desde que se inició la construcción del nuevo campo, he pasado casi todos los días por al lado del futuro inmediato y el presente y el pasado del Athletic. Siempre he mirado con tristeza al vetusto San Mamés. No me gusta nada la idea de dejar ese escenario único del que somos unos privilegiados de haber podido disfrutar. Un día, sin saber ni cómo, ni por qué... Me tocó otro privilegio: poder trabajar en La Catedral. Era un Athletic-Villarreal y me dijeron que tenía que ir a cubrirlo. El objetivo de "trabajar en San Mamés" se iba a cumplir. Era el 20 de marzo de 2011 y volví a sentirme exactamente igual que 18 años atrás. Ante lo desconocido, como un niño en un mundo de mayores y sin saber bien qué me iba a encontrar en las 'tripas' de La Catedral. Estaba como un auténtico flan, pero, por desgracia, la auténtica agonía de partido que nos tocó ver (derrota incluida, la segunda y última que he visto en San Mamés) me hizo centrarme en el trabajo. Fue solo una vez pero ya había cumplido un reto/ilusión.

 A sus cien años, San Mamés alimenta sueños con la misma fuerza que el primer día.

Lo cierto, es que San Mamés es un lugar que a muchos nos ha marcado más allá de los goles de Pichichi, Zarra, Panizo, Gainza, Sarabia, Guerrero, Etxeberria o de las paradas de Lezama, Carmelo, Iribar y Zubizarreta entre otros. Un estadio histórico que ha marcado hitos en la vida de muchos vizcainos y aficionados del Athletic. Por todo ello, merece una despedida a lo grande y visto que en lo deportivo no va a poder ser, tendrá que ser con pequeños gestos de todos y cada uno de nosotros. Es lo mínimo que merece ese gran catedral que lleva cien años alimentando sueños e ilusiones y, aún hoy, sigue haciéndolo con la misma fuerza que el primer día.